Según la Real Academia Española (RAE) una QUIMERA es, entre otras cosas: “Aquello que se propone a la imaginación como posible o verdadero, no siéndolo”. Y es que en esta vivienda quiere serlo, ya que fue una idea que busca algo intangible, posible o no, pero que lo va a ser. Un proyecto que ha sido difícil de encajar por diversos motivos: el de más peso responde a un programa muy amplio, que requiere muchas estancias, bien comunicadas donde se optimizan las superficies útiles de la vivienda.
Tras distintos borradores, y alguno realizado a mano sobre la marcha, ha quedado todo perfectamente encajado y el resultado es espectacular. Todas las estancias que formaban parte del ideario de la propiedad se conectan de forma fluida, sin perder el componente estético que le da al conjunto una imagen actual, con líneas puras, amplitud, conectividad, etc.
La foto final respeta la idea de casa mediterránea, aunque con una composición de vanguardia, pero manteniendo el blanco como color predominante; grandes huecos y zonas diáfanas permiten una continuidad visual, además ganando en amplitud las distintas estancias entre ellas y con la zonas exteriores. Los vínculos se crean y son patentes en todos los recorridos, desde la entrada principal hasta la planta alta (dormitorios, baños, etc.)
Cabe destacar una idea: la propiedad quiere hacer la vida en un único ambiente, que hace de salón-cocina-comedor interior en invierno y salón-cocina-porche en verano o días soleados de invierno. El reto era anlanzar todos estos usos de forma que sean un unidad. Fran Ruiz.

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