Un concepto clásico en arquitectura es el edificio urbano. En este caso, el Edificio CUENCA se desarrolla entre medianerías y en esquina, lo cual potencia su diseño e impacto en la trama. Se trata de un edificio de viviendas, aparcamientos y locales ubicado en una de las zonas más emblemáticas de la ciudad. Las alturas se van adaptando a la topografía, un tanto caprichosa, que alcanza un desnivel de una planta desde la calle de abajo hasta la de arriba.

Al proyectar un edificio de cierta envergadura hay que empezar siempre de lo general a lo particular. Para encajar de este bloque es obligado empezar por la adaptación a la topografía y distribución del patio interior. Una vez fijado, hay que meter las comunicaciones verticales y horizontales que ya nos van dando acceso a las distintas fincas resultantes tras la división horizontal.

Con la llegada del COVID, los diseños en edificios de viviendas han evolucionados buscando espacios abiertos. En este caso se han proyectado hogares intentando, en la medida de lo posible, que todos tengan una zona de terraza o patio, adaptándose a esta idea. En los áticos, el retranqueo por normativa nos genera una zona para tomar el sol y disfrute del aire libre; en las plantas baja y primera se han dispuesto unos patios interiores y terrazas que hagan su función exterior.

En fachada predomina el blanco y la cubierta inclinada con teja color antracita le da un toque más actual. Para la protección solar, los huecos incorporan unas lamas horizontales de corredera que alivian la exposición al sol en los días más crudos de verano y le dan, a su vez, un toque de distinción con el resto de su entorno. El marcado de los forjados, las barandillas de cristal, el uso de los huecos y la zona ajardinada de la entrada hacen de este edificio un hito en la trama urbana de la ciudad, que no quedará en el olvido. Fran Ruiz

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